Tradicionalmente el cultivo del Judión de La Granja se realizaba en pequeños huertos. Tras estercolar y preparar la tierra, el Judión se sembraba en la primera veintena de mayo, con un marco variable, pero que generalmente se ajustaba a unas dimensiones de 80 x 100cm. Dependiendo de las condiciones atmosféricas, los riegos comienzan en junio, para “tutorizarse” (en grandes varales, de hasta 4 m) cuando el brote estaba hecho. A lo largo del ciclo vegetativo, se le daban varios riegos y las escardas manuales eliminaban las malas hierbas. A partir de septiembre se realizaba la “primera cosecha” para concluir la recogida a finales de octubre. Las vainas se extendían y secaban al sol, hasta que se abrían, procediéndose entonces a recoger el fruto, que seguía secándose hasta que se endurecía.
Al año siguiente, las siembras se realizaban en un lugar distinto, para aliviar la tierra y mantener las producciones.
Las prácticas actuales difieren poco de las tradicionales. Se sigue cultivando en pequeños huertos y, a lo sumo, las innovaciones van encaminadas a aliviar los trabajos más penosos. La preparación del terreno se hace ya en algunos casos con motocultor y no es extraño el riego por goteo; asimismo, se dan tratamientos que limitan las operaciones de siembra y los agricultores “hortelanos” más inquietos han introducido ingeniosos sistemas de cables de acero para guiar los tallos.
Trabajos de presiembra
Laboreo del suelo
Cada 2 o 3 años en otoño–invierno antes de la aplicación de abonos o enmiendas, conviene realizar un subsolado, consistente en producir cortes perpendiculares en el suelo de una profundidad de 40 a 60 cm. dados generalmente en curva de nivel, que no alteran el orden de los horizontes. Esta labor tiene como finalidad: eliminar el llamado piso de arado formado por las pases de implementos, maquinarias y vehículos sobre el terreno, aumentar el espesor de la capa roturada, dando a las plantas mayor espacio donde desarrollar sus raíces y mayor campo de acción de alimentación y permitir que el agua de lluvia o riego penetre más en el suelo. Se realiza mediante un apero denominado subsolador o ripper.
Labor de alzado
Es una labor lenta y costosa debido a que la profundidad de trabajo oscila entre 20 y 30 cm. Con esta labor lo que se pretende es remover toda la tierra y enterrar los restos de cosecha del cultivo anterior para que se descompongan y permitir que el agua penetre mejor en él. . La pendiente para esta forma de operar será inferior al 20 %, en evitación de vuelco del tractor. Puede realizarse con grada o con vertedera. La grada es más indicada en suelos pedregosos, con muchas raíces. La vertedera es puede utilizarse en suelos duros y pesados y/o con exceso de humedad.
Abonado
Aplicación de herbicidas. Es una práctica poco habitual en la mayoría de las zonas de cultivo, empleando, en la mayoría de los casos, las materias activas Etalfluralina, Trifluralina, o Dinitramina. La aplicación se realiza con anterioridad a la siembra, distribuyendo el producto en pulverización con el que se puede dotar al equipo de siembra.
Abonado de presiembra. Las plantas de judión demandan en importante cantidad los elementos fertilizantes K, N, Ca y P, y son sensibles a las carencias de Cu, Mo (en suelos ácidos), Mn (en suelos básicos) y, especialmente, de Zn; además, son sensibles de exceso de B y Cl. Teniendo en cuenta las extracciones del cultivo, la posible fijación de N por las plantas, el papel de los diferentes elementos nutritivos y su intensidad de absorción durante el cultivo, a título orientativo se puede recomendar, para una cosecha de 2.500 kg de judión/ha, y en un terreno sin desequilibrios de nutrientes, una fórmula de abonado de presiembra de 50-75-150 (N-P2O5-K2O). Si se utilizan abonos simples, el K2O se aportará en forma de sulfato. En el caso de que se observe que no existan nódulos fijadores de N en las raíces, o en periodo frío, se aconseja una aportación de 20 a 30 unidades de N (nitrógeno) en las primeras fases de cultivo (hasta la floración).
En muchas explotaciones no se realiza abonado alguno para el cultivo del judión, puesto que hacen un abonado de alternativa y las aportaciones las realizan sobre otros cultivos más exigentes. La recomendación de abonado puede ser la siguiente:
- Abonado orgánico. Si se aplica, lo cual es recomendable, se hará en el cultivo precedente, o, si ello no es posible, a principios de otoño, utilizando de 20 a 30 t de estiércol.
- Abonado mineral. Pueden utilizarse unos 500 kg de complejo (6-15-30, 9-18-27 o equivalentes) o abonos simples (por ejemplo, 250 kg de sulfato amónico del 21%, 400 kg de superfosfato de cal del 18% y 300 kg de sulfato de potasa del 50%), distribuidos e incorporados con uno de los últimos trabajos de laboreo del suelo.
- Desinfección de la semilla. Es una práctica muy aconsejable, utilizando productos fungicidas de amplio espectro (por ejemplo TMTD) e insecticidas eficaces hacia los problemas locales (la mosca de los sembrados puede ser un objetivo).
En la ejecución de la desinfección es importante tener en cuenta lo siguiente:
- Realizarla próxima al momento de la siembra, especialmente si se utilizan insecticidas
- Conocer la miscibilidad de los productos empleados.
- Utilizar un método (vía seca o húmeda) y unos productos adherentes (pegamentos, mojantes) conocidos.
La desinfección, como consecuencia de la mezcla de productos activos y adherentes, puede provocar retrasos y disminuciones de las nascencias, atribuibles a pregerminaciones indeseadas, endurecimiento de tegumentos y fitotoxicidad en las semillas.
Labor de desterronado
Su objetivo es enterrar abonos y enmiendas, eliminar malas hierbas y preparar el terreno para la siembra. Debe realizarse a la salida del invierno – primavera. Puede emplearse grada o fresadora, siendo ésta última favorecedora de la proliferación de algunas malas hierbas y de la formación de suela de labor.
Trazado de surcos
Para ello incorporaremos a la vertedera, rejones o rejas
Siembra y nascencia
La siembra es uno de los trabajos que más van a condicionar la producción del judión. Esta trascendencia deriva de lo siguiente:
- Al ser un cultivo con plantas de un porte importante, requiere de un número ideal de plantas por hectáreas, que variará en función del vigor potencial de la variedad (35.000- 45.00 plantas /ha).
- Las plántulas son muy frágiles por lo que la nascencia es muy sensible a la costra superficial del suelo.
- Las semillas y plántulas son susceptibles de ataques de plagas y enfermedades.
- Las plantas jóvenes soportan mal el entresaque.
La mayoría de los productores realizan la siembra sobre el surco de forma manual o con sembradoras mecánicas o neumáticas durante el mes de Mayo. Con la intención de reducir los riesgos de las lluvias del otoño que producirán daños en el grano, algunos agricultores que cuentan con el terreno en buenas condiciones tienden a realizar siembras tempranas (segunda quincena de abril) y otros realizan la siembra en invernadero en cepellones de turba durante el mes de abril y proceden a su transplante a principios de mayo mediante transplantadora.
Lo expuesto nos lleva a que con la siembra se debe conseguir el número ideal de plantas productivas por hectárea; esto exige una siembra a marco, una estimación de fallos y una esperada operación de siembra. La dosis puede se estimada sobre la base del valor del peso de 1.000 semillas, estimándolo en 90 Kg/Ha.
Condiciones de siembra. Un objetivo básico de la siembra es conseguir la nacencia lo antes posible para tener menos riesgos sanitarios, y ello depende e integra los siguientes factores:
- Temperatura en el periodo de siembra-nascencia (las siembras se realizan entre el 1 de mayo y el 15 de junio).
- Condiciones de estructura y humedad del suelo en el momento de la siembra, que estarán ligadas al laboreo preparatorio.
- Perfección de la ejecución de la operación.
Labores y operaciones de cultivo
Binados y/o aporcados.- Son frecuentes estas labores mientras las plantas no tengan un excesivo desarrollo que dificulte el paso del tractor entre ellas. Los objetivos de estos trabajos pueden ser los siguientes:
- Eliminación de malas hierbas entre líneas de plantas.
- Esponjamiento del terreno.
- Aporcado de tierras sobre los tallos para facilitar la emisión de raíces adventicias.
- Preparación de surcos para el riego de pie.
Las raíces adventicias pueden presentar un papel fundamental en los cultivos afectados por enfermedades de “raíz y cuello” (muy frecuente en las zonas de cultivo tradicional) que puede afectar gravemente a las raíces primarias.
En su ejecución pueden presentar un papel fundamental en los cultivos afectados por enfermedades de “raíz y cuello” (muy frecuente en las zonas de cultivo tradicional) que puede afectar gravemente a las raíces primarias.
En su ejecución se utilizan aperos binadores, cultivadores entrelíneas, surcadores, etc., estando constituidos básicamente, por cultivadores de brazos en los que se montan cuerpos de doble vertedera, discos inclinados, o rejas con diferentes formas que trabajan con una determinada inclinación.
Riegos.- Aunque el cultivo del judión no tiene unas grandes necesidades hídricas en nuestras latitudes, requiere de la aportación de agua mediante el riego, debido a su corto ciclo y el periodo en el que se desarrolla; además su manejo es muy importante debido a que el judión es una planta muy sensible a la falta y/o al exceso de agua, especialmente en la floración y cuajado. La forma de riego puede tener una influencia grande en la evolución de las plantas y en el desarrollo y diseminación de algunos problemas fitosanitarios, recomendándose las siguientes actuaciones.
- Repartir uniformemente el agua por toda la superficie.
- Dar riegos frecuentes con poca agua.
- Evitar los encharcamientos.
- El riego no debe incrementar los riegos sanitarios
En relación con su incidencia en los problemas sanitarios, cabe destacar que:
- El riego por pie, especialmente si no se hace correctamente, favorece el contacto del agua con la planta y, como consecuencia, se incrementa el riego de aparición de enfermedades de “cuello”.
- El riego por aspersión contiene ligeramente los ataques de araña pero favorece el desarrollo de “grasa” y (y otras enfermedades).
El fin del riego se produce cuando se ha recogido más del 50% de las vainas o cuando empiezan las lluvias. El volumen de riego es de 3.500-4.000 m3/Ha*año.
Tratamientos fitosanitarios.- El cultivo del judión es susceptible al ataque de muchas plagas y enfermedades.
Los tratamientos sobre el cultivo, de forma mecanizada, tienen varios inconvenientes:
- Una vez que las plantas “cubran” el surco con su vegetación el agricultor normalmente no hace tratamientos, con medios mecánicos, por los daños que se pueden provocar en las plantas. En algunos tratamientos como es el caso de la araña, sería importante que el producto llegase al envés de las hojas, pues es ahí donde se ubican los ácaros.
- Para algunos problemas sanitarios que afectan a la parte subterránea de la planta, se recomienda la aplicación del producto sobre el “cuello” de la planta, que es lugar de inserción de la planta en la superficie del suelo.
La aplicación de tratamientos incluirá. Al menos, los siguientes tratamientos:
- Tratamientos insecticidas para el control de pulgones desde las primeras fases de desarrollo de las plantas (transmiten virosis de consecuencias muy negativas en el cultivo).
- Tratamientos acaricidas cuando son previsibles ataques de araña o ante los primeros síntomas de su presencia.
- Tratamientos antibotritis en las variedades o ecotipos de elevada vegetación con porte rastrero.
Recolección
Peculiaridades del cultivo. Al analizar la recolección del judión es necesario tener presentes algunos aspectos relacionados con las plantas y semillas en el momento de la operación, que condicionan la misma. Son los siguientes:
- Heterogeneidad de la maduración. En un cultivo no todas las plantas, ni los frutos dentro de una misma planta, maduran uniformemente.
- Lignificación del tallo.- Las plantas en el momento de la recolección posee un tallo robusto y lignificado.
- Dehiscencia de frutos.- Los frutos secos son dehiscentes (se abren dejando en libertad las semillas). Esa característica, por suerte, no es preocupante en el judión de la granja.
- Sensibilidad de las semillas al manejo. Las semillas requieren un trato delicado, especialmente si tienen baja humead (<15% provocándose fácilmente su rotura.
- Conservación del grano.- La semilla recogida con elevada humedad (>17%) tiene problemas de conservación. El secado forzado tiene grandes inconvenientes y requiere de unas condiciones muy específicas (bajas temperaturas), siendo frecuente la aparición de decoloraciones o “arrugamientos”, e incluso pérdidas de las características de cochura, que pueden reducir o anular su valor comercial.
Ejecución del proceso. La recolección se realizará entre finales de agosto y primeros de noviembre, e incluso, puede prolongarse hasta finales del mes de noviembre si la primera helada se retrasa.
La recolección del Judión de La Granja se hace de formas variadas debido a los distintos sistemas de cultivo. Las primeras vainas que logran su madurez, las más cercanas al suelo, suelen ser recogidas por los agricultores vaina a vaina para evitar que la acción de la antracnosis dañe el grano.
Posteriormente, y ante la madurez general de las vainas se corta la planta a la altura conveniente para evitar incorporar tierra de la raíz, y se saca del tutor, en caso de ser varilla o vara de madera, y se transporta al lugar de secado u oreo. En caso de que el tutor sea cuerda o red, si el agricultor cuenta con la mano de obra necesaria realiza la recolección vaina a vaina para poder realizar posteriormente la labor de desgranado con desgranadora, ya que la presencia de la red o la cuerda no le permitiría realizar esta labor con la desgranadora mecánica.
Desgranado
El desgranado se realiza mecánicamente o manual de modo que sólo se retiran las vainas perfectamente secas. Obviamente todo se desarrolla en la época del Otoño e Invierno, con lo cual se necesita que haga muy buen tiempo, sol ya que los días duran poco, las horas de luz son escasas y hay que apurar al máximo para desgranar en dicho tiempo.
La máquina está adaptada de las antiguas utilizadas en Castilla-León, principalmente en León, para desgranar fabones y productos de mayor calibre. Se han adaptado incorporando cribas más pequeñas para el paso del Judión, se incorpora con la tracción mecánica del tractor a 1500 revoluciones para no romper ni dañar el producto. Ésta incorpora unas aspas en su interior que hacen de turbina de viento para sacar las vainas ya desgranadas al exterior. Caen entre las cribas a un canal y a su vez este, mediante otro mecanismo de cajetines, las sube limpias a los sacos de llenado.
Si se utiliza trilla, debe realizarse cuando la humedad de los grano sea del 15 al 17 por 100; si es más elevada existirían problemas para la conservación de las semillas, y si es más baja, se incrementa el riesgo de roturas.
Oreo o secado
Corresponde al período en que el agricultor tiene las plantas o vainas en secado para su posterior trilla o desgranado. Son diversos los lugares de secado, en función principalmente de la cantidad de plantas a secar, siendo los más tradicionales las naves ganaderas, y los más modernos las naves o invernaderos convenientemente ventilados y adecuados a tal efecto. El secado requiere de una vigilancia que evite podredumbres en caso de que las plantas tengan aun mucha humedad o estén muy apiladas.